Una
de las nociones más importantes que sirven como precedente para la confección
del modelo de comunicación clásico que se enseña a los estudiantes, es el
propuesto por Karl Bühler. Él, en su libro “Teoría del Lenguaje”, recoge la visión del filósofo griego Platón, y
su concepción de la lengua como herramienta de comunicación.
Karl Bühler, toma como base “El Cratilo” de Platón, en donde nos dice que la lengua es “un organon[1] para comunicar uno a otro algo sobre las cosas”, él reelaborando esta metáfora platónica, agregándole nuevas dimensiones. Es de este modo, que el modelo propuesto por Bühler queda sintetizado con el clásico diagrama que reproduciremos acá.
Carlos
Aguirre, lingüista chileno de la Universidad de Chile, expone que “el círculo
central simboliza el fenómeno sonoro concreto; es decir, el estímulo acústico
que porta el signo lingüístico”. Desde
este, parten unas líneas hacia arriba que lo vinculan con los objetos y estados
de cosas del mundo. Una vez establecido
este vínculo entre el objeto y estado extralingüístico, este adquiere carácter
de símbolo, puesto que representa “lo dicho”, o en palabras de Platón, este
representa el “hecho mentado”. De este
modo, encontramos el primer factor de la comunicación de este modelo que es el
símbolo, que desempañará la función Representativa del lenguaje.
Esta
primera función lenguaje, consiste principalmente en decir “algo” sobre la
realidad extralingüística, pero hay que aclarar que no es la única. Puesto que,
si miramos el diagrama y nos acercamos hacia el lado derecho de este podemos
apreciar que hay otro vértice. Es acá donde aparece el participante número uno
o receptor. Ya que se dice ese “algo” para alguien. En este sentido, el signo
lingüístico emitido cobra el valor de señal, la cual va dirigida a un
interlocutor. De este modo, la siguiente arista queda sintetizada por la señal,
la que debe ser decodificada, y así reaccionar a ella; y dicha
reacción corresponde a la función Apelativa del lenguaje.
No
se debe olvidar que cada vez que se nos comunicamos, hay alguien que emite
dicho mensaje esperando que reaccionemos.
A este “alguien”, se le llama hablante, puesto que es él quien emite
dicho signo lingüístico. Por lo tanto, el signo cobra valor de síntoma, debido
a que deja traslucir algo de lo que hay en el interior de la persona que lo
emitió. Dicha función del lenguaje es la
Expresiva.
En
suma, el signo lingüístico en esta propuesta de comunicación puede ocupar tres
valores fundamentales, las cuales dependerán del momento de la comunicación. Si
este se centra en el hablante, su función será Expresiva; si se centra en el
oyente será Apelativa. Mientras que, si se centra en el mensaje como símbolo,
desempeñará la función representativa
Hay
que dejar en evidencia que el modelo propuesto por Platón y reformulado por
Bühler, no es solo un modelo de comunicación, sino que también es la base de
las posteriores teorías semióticas de la segunda mitad del siglo XX. Por tanto,
poder comprenderla es un primer paso para adentrarse en el plano
Lingüístico. Además, se debe considerar
que Roman Jakobson, tomó este modelo funcional y le agregó tres nuevos factores
con el objetivo de complementarlo.
En
la actualidad, el modelo comunicativo de Jakobson es el más empleado y enseñado
en el mundo occidental, por lo que para valorarlo y comprenderlo a cabalidad es
imperativo irse a los cimientos de este. Por lo tanto, comprender a Karl Bühler
y a Platón es indispensable bajo nuestra posición. Pero, ¿Será tan
significativo el aporte que hicieron a los modelos comunicativos? ¿Será posible
que la comunicación se dé en todos los casos como presupone el modelo tríadico?
Para aquello es sólo cosa que usted instale una conversación con cualquier
extranjero y verifique si se da así.
Para
complementar lo explicado, señalaremos algunos ensayos sobre el tema:
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